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El camino de la sanación: cambiar la mente cambia el cuerpo y viceversa.

Cuando queremos sanarnos, tendemos a separar la mente y el cuerpo. Tratar uno u otro. Pero están conectados y ahí reside el poder sanador.

La mente y el cuerpo son herramientas asombrosas que pueden cambiar.

¿Qué haces cuando quieres trabajar traumas (de la infancia), depresión, ansiedad o problemas de pareja? Puedes buscar un profesional con quien hablar. Puede ser un psicólogo, un trabajador social, un terapeuta… alguien que pueda ayudarte a manejar mejor la situación. Lo cual es estupendo, porque hablar de lo que ha pasado o está pasando lo abre y le da espacio, quizás también para cambiar. Con un profesional puedes obtener nuevas percepciones y puntos de vista que te ayuden a procesar tu experiencia pasada y actual y quizás a cambiarlas para sentirte mejor. La mente es una herramienta asombrosa y también puede ser un coñazo y agotadora.

Tendemos a hacer «o», pero ¿y si hiciéramos «y»?

¿Y qué haces cuando quieres trabajar el dolor y el malestar físico, cuando tu cuerpo no funciona bien? Puedes ir al médico, a un fisioterapeuta, a un masajista, a alguien que trabaje en tu cuerpo para arreglarlo. Lo cual también es estupendo, porque si algo está tenso o bloqueado o no funciona bien, moverlo o tratarlo cambiará los tejidos, mejorará la circulación o limpiará aquello que hizo daño. Con un poco de tiempo, práctica y paciencia, volverás a hacer lo que hacías, pero sin dolor. El cuerpo también es una herramienta increíble y puede ser un coñazo y agotador.

Todo esto es estupendo, porque nos curamos o recibimos ayuda para volver a sentirnos mejor, ¿verdad? Pero, ¿cuánto dura? Si se trata de algo menor, puede durar para siempre y todo va bien, pero si es algo más grave, ya sea mental/emocional o físico, puede haber algo más.

La mente y el cuerpo no se pueden separar.

Tendemos a separar la mente y el cuerpo (y muchas otras cosas), pero ¿por qué y cómo? ¿Cómo puede separarse y tratarse por separado algo que es todo tú? Si hay algo que he aprendido a lo largo de los años de estudio del cuerpo humano es que todo está conectado. Si cambias la mente, cambias el cuerpo, y si cambias el cuerpo, cambias la mente. Entonces, ¿por qué si sufro de algo «mental» la sanidad apenas trabaja con el cuerpo? Sé que el cambio está aquí, pero aun así. La tensión mental/emocional que experimentas no está sólo en tu mente, todos tus tejidos se están tensando y perjudicando las funciones corporales poco a poco. Es una respuesta al estrés que, a largo plazo, puede causar enfermedades físicas graves.

No somos la suma de nuestras partes, somos mucho más que eso.

Y viceversa. Cuando experimentas dolor físico a causa de un accidente, un traumatismo o lo que sea, tu mente se ve afectada. Cuando te encuentres en una situación similar, tu mente activará tu cuerpo. Se tensará, tal vez incluso causando dolor o ansiedad, porque tu mente recuerda el peligro incluso cuando ya no lo hay. Es una respuesta de estrés, que puede cambiar patrones de comportamiento que pueden crear problemas mentales/emocionales. Las compensaciones es lo que te deja seguir con tu vida.

¡Todo está conectado!

¿Cómo trabajar entonces con las cosas que suceden en tu vida y que te causan malestar de alguna manera? Por supuesto, no tengo una respuesta para ti. Al final tienes que encontrar qué y quién funciona para ti en cada momento. Y sólo puedes recibir lo que estás preparado y dispuesto a recibir. Lo que sí sé es que cuando cambias algo en tu estado mental/emocional, se producen cambios en tu cuerpo, y si tu cuerpo no puede soportar esos cambios, pueden causar desequilibrio. Esto puede ser tanto físico como mental/emocional, pero quizás a otro nivel. En mi (muy humilde) opinión (y experiencia), cuando se trabaja con la mente, también hay que trabajar con el cuerpo. Crear un contenedor físico seguro para poder manejar los cambios mentales/emocionales.

Lo contrario también es cierto. Cuando se trabaja con el cuerpo físico, se pueden liberar tensiones y bloqueos. Suelen proceder de experiencias pasadas y, cuando se trabaja con ellas, pueden volver a aflorar de alguna forma. Puede ser leve, pero también puede suponer una gran liberación emocional. En muchos casos, sería estupendo contar con apoyo mental y emocional para poder hablar y procesar lo que ha surgido. Esto para evitar que la gran liberación se convierta en una nueva experiencia traumática, por falta de lecho emocional. Es importante trabajar en un contenedor mental/emocional estable para poder manejar los cambios corporales físicos.

La mente, el cuerpo, las emociones, todo es TÚ y todo es adaptable.


Y con todo esto no estoy diciendo que recibir 1 tipo de ‘tratamiento’ no vaya a funcionar. Por supuesto que puede. Mi punto con esta historia es traer más conciencia a la complejidad de todo. Todo está realmente conectado. La mente-cuerpo-emociones, es todo tú y la adaptabilidad es infinita. Todos influyen y se afectan mutuamente. Además, todo se ve afectado por el entorno. Todo está conectado.

En mi opinión y experiencia, los servicios sanitarios generales (especializados) tienden a centrarse demasiado en lo específico. La invitación y la pregunta que me gustaría proponer y compartir es: ¿Qué sientes y necesitas realmente? Y eso en la medida de tus posibilidades en el estado en el que te encuentras ahora mismo. ¿Puedes sentir y escuchar a esa sabiduría interior, a ti mismo, que sabe lo que necesita? Sabiendo que esto puede cambiar en cualquier momento. Tal vez no puedas sentir nada al principio, pero cuando se produzca el cambio, tal vez puedas sentirlo y entonces el cambio se ha producido y puede que haya que cambiar algo más.
Nunca nada permanece igual, es un paso a la vez y lo que sea que te ayude, te ayuda. Y eso es lo más importante.
Y si no sabes qué hacer, prueba algo, todo está conectado, así que algo tiene que cambiar.

Si quieres que te apoye en tu viaje o simplemente charlar conmigo, no dudes en ponerte en contacto conmigo. Será un honor escucharte y compartir contigo.