Mi Viaje de Educación

La primera clase de yoga en la que participé fue en 2005, cuando vivía en Londres. Era mi último año de estudios de ciencias de la vida y había elegido hacer mis prácticas en «la gran ciudad». Había un gimnasio cerca que ofrecía ashtanga yoga. Una amiga y yo nos apuntamos y recuerdo que no me gustaba mucho porque no era nada flexible, pero me interesaba.

Durante años estuve practicando diferentes stilos de yoga con diferentes profesores, descubriendo mi afinidad por prácticas de yoga más yin, restaurativas y lentas. Poco a poco empecé a practicar en casa y me hice con algunos dvds para ayudarme. En mi pequeña colección estaba el dvd de Simon Low.
Cuando vino a Utrecht a dar un taller en 2013, supe que si alguna vez haría una formación de profesores sería con él. Su enfoque del movimiento que previene lesiones y es respetuoso con cada cuerpo fue realmente inspirador.

Un año más tarde, cuando fui a mis primeras vacaciones de surf y yoga en Portugal, nuestro profesor de yoga se puso enfermo y el grupo, con el que estaba durante esta semana, decidió que yo debería dar una clase, ya que tenía más experiencia.

Cuando compartí mi primera clase, me di cuenta de que era algo increíble que realmente me encantaba hacer.

Cuando volví a casa, busqué una formación con Simon y varios meses después empezó la inmersión profunda.

En esa formación, a través de la parte de anatomía, me conecté con el trabajo de Susi Hately, que me gustó mucho. Seis años más tarde hice mi formación de terapeuta de yoga con ella.
Poco a poco, a lo largo de los años, mi interés y práctica en la ralentización y la aplicación más terapéutica del yoga y el movimiento ha crecido y ¡todavía está en desarrollo!