Postura del mes enero:
Puente apoyado
Nútrete y revitalízate con el puente apoyado.
El nuevo año ya está aquí, quizá con buenas intenciones, y quizá no. Si los tengas o no, merece la pena que este año te regales un poco más de tiempo para ti. Y no sólo para ver tu serie de televisión o tus películas favoritas, sino para descansar y estar tranquilo.
El yoga restaurativo es la forma perfecta de disfrutar de ese tiempo para ti. Permite que tu cuerpo descanse y se repare, mientras tú no tienes que hacer nada con él.
Para enero, he elegido el puente apoyado como postura del mes. Esta postura abre suavemente la parte delantera del cuerpo, especialmente el espacio del corazón. El efecto de las posturas que abren el corazón y el pecho suele ser estimulante, energizante y nutritivo. Esto puede ser justo lo que necesitas después de las ajetreadas vacaciones y al comienzo de un nuevo año.
Así se practica
Puente apoyado:
Hay dos formas de practicar esta postura. Para prepararla, coge 2 bolsters y colócalos uno detrás del otro. Coloca un bloque a cada lado donde se toquen los dos cojines. Puedes colocar una manta en la parte superior para apoyar la cabeza. Ten cerca un cinturón para atar las piernas si quieres y almohadillas para cubrirte los ojos, sobre el estómago o en las manos.
Ahora túmbate sobre los bolsters. Deslícese hacia arriba de modo que la cabeza quede sobre la manta y los hombros casi descansen sobre ella. El bolster debe sostener el pecho, permitiendo que se relaje suavemente. Asegúrate de que el borde del boslter esté por debajo del esternón y los omóplatos, y no demasiado bajo. El cuello debe mantenerse largo para permitir una respiración relajada. Si la cabeza se inclina hacia atrás porque los bolsters están demasiado altos, levante el suelo con mantas bajo la cabeza y los hombros hasta que encuentre una altura adecuada.
Siente si te resulta más cómodo apoyar las piernas en los bolsters o si prefieres doblar las rodillas con los pies apoyados en los bloques situados a ambos lados del bolster. Si tus piernas tienden a rodar fuera del cabezal, usa un cinturón alrededor de los muslos para mantenerlas juntas. Así podrás relajarlas completamente. También puedes atarte las piernas cuando tengas las rodillas flexionadas con los pies apoyados en los bloques.
Siéntete cómodo y disfrute.
Una vez que estés en la postura, con los hombros ligeramente separados de la manta, respira profundamente unas cuantas veces. Siente cómo los hombros se hunden en el suelo. Si después de unas cuantas respiraciones aún no están totalmente apoyados, sube ligeramente hasta que lo estén. Asegúrate de que el bolster sigue sosteniendo el pecho. Si se siente más como un apoyo a media espalda, coloque otra manta bajo la cabeza y los hombros para elevar el suelo.
A continuación, relájate lo más que puedes y vuelve a centrarte en la respiración. Permanezca en la postura todo el tiempo que deseas, pero al menos 5 minutos. Deja que tu pecho se abra suavemente y que tu cuerpo se rinda al apoyo de los bolsters. Observa pasivamente la sensación de subida y el espacio de la inhalación y la sensación de bajada y liberación de la exhalación. Observa si las costillas se mueven en todas direcciones, hacia arriba, hacia los lados y hacia el bolster.
Cuando llegue el momento de salir de la postura, dobla las rodillas y apoya los pies en el suelo. Levanta la pelvis del suelo y desliza los bolsters por debajo de ti. Baje lentamente hasta tumbarse en el suelo. Observa el efecto posterior de la postura y el cambio tras el movimiento. Cuando estés preparado, gira hacia un lado y vuelve a sentarte para respirar un poco. Después, continúa con tu día.